El acceso de las mujeres a productos y servicios financieros sigue mejorando, pero aún persisten brechas importantes: mientras que el 42% de los hombres chilenos ya alcanza el “nivel logrado” de inclusión financiera, solo un 33% de las mujeres está en esa categoría, revela un estudio de Grupo Credicorp. Acelerar en ese camino es importante, sobre todo en un escenario donde es cada vez más común que las mujeres sean el principal aporte económico para sus familias.

El nivel de inclusión financiera de las mujeres chilenas sigue mejorando respecto a la de sus pares hombres y también avanza a nivel regional. Aunque Chile es, junto con Panamá, uno de los países con mayor proporción de mujeres en el “nivel logrado” de inclusión financiera, aún persisten diferencias importantes, como el 42% de los hombres chilenos que ya alcanzó ese nivel, frente al 33% de mujeres que ya lo hace, según un estudio reciente de Grupo Credicorp.
Aunque Chile destaca por no tener mayor diferencia entre la proporción de hombres y mujeres que poseen tarjetas de débito (alrededor de 80%) y tarjetas de crédito (cerca de 30%), sí hay brechas respecto de la tenencia de billeteras digitales, donde la inclusión de los hombres es de 17% y la de las mujeres, 12%; préstamos, con una brecha de 41% en los hombres versus 34% en las mujeres; y fondos de pensiones, donde los hombres destacan con 35% y las mujeres con 24%.
Para Ilis Bermúdez, docente de Unegocios de la Facultad de Economía y Negocios de la U. de Chile, el avance se explica por el interés de las organizaciones tanto públicas como privadas de gestionar la diversidad e inclusión y de acercar espacios de aprendizaje. Pero cuando se notan diferencias y brechas muy marcadas, el diagnóstico del Banco Mundial es cultural, y evidencia una situación de desventaja con respecto a los hombres en conocimientos y comportamiento financieros.
Mastercard reconoce los obstáculos, no solo en Chile sino en toda América Latina, y por esa razón están impulsando varias iniciativas para que el acceso de las mujeres al mundo financiero sea mayor, dice Patricia Merino, directora de Marketing y Comunicaciones Cono Sur de la compañía. Por ejemplo, con la Alianza Regional para la Digitalización, cuyo objetivo primordial es brindar a 3,8 millones de jóvenes y mujeres emprendedoras de la región el conocimiento y las habilidades necesarias para trabajar en el siglo XXI; además de programas de inclusión financiera y mayor acceso a diversos medios de pago.
“Eso nos encamina a alcanzar las nuevas metas que nos hemos propuesto. Entre ellas, una muy ambiciosa, que consiste en incluir financieramente a un total de mil millones de personas, 50 millones de micro y pequeñas empresas, y 25 millones de mujeres emprendedoras para el 2025 en toda Latinoamérica”, señala la ejecutiva.
Por qué es importante
La inclusión financiera juega un rol clave en la reducción de la pobreza y en el crecimiento económico inclusivo, como lo reconoce la Agenda 2030 de Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible. Es, además, una prioridad en la agenda para el desarrollo y la igualdad de género que suscribieron las autoridades, los órganos encargados de las reglamentaciones y los organismos de desarrollo a nivel mundial. Por ende, aumentar la participación de las mujeres en estos temas es clave para cumplir las metas.
No avanzar en esa línea y únicamente hacerlo en el desarrollo profesional de las mujeres es poner en riesgo el equilibrio financiero en muchas familias, dice Bermúdez, en un escenario donde el aporte femenino a las finanzas familiares es cada vez más relevante, e incluso donde hay cada vez más hogares donde la mujer es el único sostén económico.
Merino subraya que la participación femenina es clave para el desarrollo económico y social de los países. “Y no solo me refiero a inclusión femenina desde la perspectiva de la utilización de medios de pago o participación en la bancarización, sino también en la inclusión de mujeres al trabajo en distintos cargos, y en especial en aquellos de alta dirección, ligados a la toma de decisiones en las empresas, lo que aporta en este círculo virtuoso”, señala.
Bermúdez coincide, y sobre la base de la evidencia, dice que si las diferencias culturales y las barreras de acceso persisten, tendrían que pasar muchos años para ver resultados concretos, como el de contar con 30% de participación de las mujeres en los directorios de las empresas.
“Aunque hemos visto un crecimiento más o menos sostenido en el porcentaje de participación de las mujeres en puestos ejecutivos clave, hay industrias o sectores donde la contribución marginal ha sido más importante para acercarnos a ese promedio”, dice la académica, mientras pone como ejemplos los esfuerzos de la industria financiera de fondos y de otras actividades financieras en el país, o las áreas de tecnología de información, las empresas mineras, entidades de seguros, empresas de servicios y consultoría.
Patricia Merino dice que en Mastercard también hay un compromiso con ese desafío a través de su participación en el denominado “Club del 30%”, iniciativa que nació en el Reino Unido, tiene por objetivo es aumentar la participación de mujeres en directorios, al menos un 30% más, de aquí al año 2025 y hace algunos años se está implementándose en Chile. “Como Mastercard participamos activamente del Club del 30% realizando diversas actividades conjuntas y mentoras a ejecutivas”, concluyó.